martes, 2 de septiembre de 2008

Un café y un gato por favor


La última moda en Tokio son los cafés “gatunos”, no es que hagan un delicioso café con sabor a gato, es que pagas por tomarte tu zumito o tu té rodeado de gatos.
El coste del servicio es de unos 3 euros media horita de compañía gatuna, más las consumiciones supongo.
Por motivos de higiene, en el local no sirven comida y además antes de entrar hay que lavarse las manos con un jabón especial y con alcohol, eso si está prohibido llevarte a tu propio gato al local.
Se ve que este tipo de cafeterías tiene mucho éxito por varias razones, la principal es que en Japón una gran parte de los habitantes viven solos, la otra es que muchos inmuebles prohiben tener animales domésticos.
Según la dueña de uno de estos “gatobares” tiene un promedio de unas 30 o 50 personas al día entre semana, y unas 60 los fines de semana.
Es como mínimo curiosa esta novedosa idea de restauración, pero la verdad es que hay mucha gente necesitada de mimos y de cariño, aun que sean de un gato.

http://www.laprovincia.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008082900_5_173143__SociedadyFuturo-ultimo-grito-Tokio-cafeterias-gatos

4 comentarios:

Pato´s dijo...

linda noticia xq a mi los gatitos me encantaN!! pasndo encontre tublog y esta muy bueno ..
te dj el mio x si kieres pasar www.nadasoloyo.blogspot.com

saluditosss...

Anónimo dijo...

¡Díos mío! ¡Que gran idea! Por fin voy a rentabilizar a Doncella, mi gata negra, tras diez años manteniéndola sin que ella haya dado ni un palo al agua, que se pasa el día durmiendo, la tía. ¡La alquilaré por minutos -como los parkings-! 50 céntimos de euro el minuto. ¡Baratísimo!

Mario dijo...

Pero que vergüenza!!!!

Como se puede negociar con el cuerpo de esos pobre bichos indefensos, eso tiene un nombre ¡prostitucion gatuna!, no hay derecho.
Seguro que además traen a los gatos de otros paises en contra de su voluntad y los ponen ahí a que la gente los manosee; que le pregunten al gato a ver si le gusta seguro que no, aunque les paguen por ello con unas suculentas latas de Friskies y con unos buenos tazones de leche.
Y encima la gente paga por ello, así no llegaremos a ninguna parte, si ya se paga por tocar a un gato no se donde podemos llegar a parar.

Los doce monos.

Ana Belén dijo...

Tengo un amigo japonés la amr de majo que intentaba cazar a los gatos romanos para hacernos un estofado y decía que era delicioso. Para mi desgracia las alemanas se lo impidieron y me qudé con las ganas de probar el manjar. En su lugar nos hizo una sopa de petalo de rosa muy maja.